¿Cuál es el encuentro por excelencia de la mirada? ¿cuál es el objeto amoroso más entrañable? Momento iluminador de lo que hubo de haber sido una experiencia radicalmente corporal hasta el estremecimiento... La inconmensurable respiración del otro, del latido en la superficie, el imán inasible de una caricia que hace piel pétalo y se revuelve en una gota de memoria, la espina del trazo de aquello no nunca fue y que no deja de conmocionar... hasta que llegan a tropel los sonidos, el ruido que hace silueta de las cosas. El ruido de la respiración. Pero ¿qué vemos? Una superficie con claroscuros pintarrajeados. El sentido de la imagen conquista la retina. El júbilo es la caricia de la distancia, cercana íntima inasible o lejana entrañable imposible. La distancia jubilosa del infante de la superficia en la que apenas se apoya. No es acaso justamente esa experiencia la que se convoca cuando se lee? La lectura es la medida precisa de aquello que ilumina las cosas, de aquello que las inventa... ¿qué dice aquí? Una laguna muestra en su superficie azogada la posibilidad del despertar de animales fabulosos. Leer es un acto corporal. Así como el cuerpo del escritor no es el mismo después de escribir, nos advierte Barthes, tampoco el cuerpo del lector, ha sido intervenido por el acto sonoro, silente de las palabras.
Les propongo hacer de la lectura de textos analíticos una experiencia de transmisión clínica. Leamos los senderos de la intervención del texto, de su sonoridad. Les propongo hacer un ejercicio de caligrafía sónica.
Leeremos algunos fragmentos de las Primeras Conferencias de Psicoanális (1917-18) dictadas por Sigmund Freud.
Fecha: miércoles 28 de abril a las 19:30 hrs.
Lugar: Tlaxcala 31-4 Roma Sur (esq. Monterrey), Cuauhtémoc
Tel. 52647200
Cel. 54522149
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